Aqui les remito lo que una gran amiga española, Le Petit
Enfant, a quien yo la llamo como la "Hermosa Chaskosa" escribio sobre
un artículo mio denominado "Maní Caramelizado",
ellos lo conocen como Praliné:
"Hoy quiero contaros una historia peculiar de la que tuve noticia
gracias al amable correo de un estudioso del mundo
gastronómico que quiso compartirla conmigo.
Hoy voy a hablaros del praliné, ese dulce que la
mayoría de nosotros asociamos con el relleno que hay en el
interior de los bombones, pero que en realidad no es tanto
así sino más bien eso que en España
conocemos vulgarmente como "garrapiñada".
Y es que sí, efectivamente, el interior de los bombones va
relleno del famoso praliné (o garrapiñada
triturada) pero el auténtico praliné -su
denominación original quiero decir-, consiste simplemente en
una serie de frutos secos tostados y caramelizados, habitualmente
almendra y que, concretamente en Aragón, adquieren la forma
de barrita de caramelo y almendra del famoso guirlache y del que, antes
de hincarle el diente, es mejor encomendarse al Ratoncito
Pérez por lo que pudiera suceder...

La cuestión es que (la anécdota que yo no
sabía), esta fabulosa idea de caramelizar los frutos secos
para convertirlos en el famoso -y originario-
“Prasline” se le ocurrió , o mejor dicho
"le sucedió" a un soldado cocinero , de nombre Clement
Lassagne ( otras fuentes dicen: Clément Jaluzot), que
trabajaba para el Mariscal y diplomático francés:
Caesar, Duc de Choiseul, también conocido como Conde de
Plessis-Praslin (1598-1675) y que tenía una hija, de nombre
Maríe Virginie, y al parecer pieza clave en todo el asunto.
Ah, l´amour...l´amour... Dicen que mueve
montañas. Eso, la verdad, no sé, pero lo que al
parecer sí que fue capaz de mover fueron las neuronas y
pucheros de cobre del tal Clement, enamorado en secreto de la tal hija
del duque que, insólitamente, no encontraba pretendiente
alguno ni aún teniendo en cuenta su buen status, y a la que
oh, mon dieu!, ya le empezaba a correr peligrosamente el contador pues
rondaba los 40 .
Es posible que la mano paterna ( sí, este señor
antiguo de la imagen) tuviera algo que ver en aquella peculiar carencia
de pretendientes de la hija pues vereis qué os cuento...
Resulta que el tal duque, muy espabiladillo él,
había llegado a la conclusión de emplear aquellos
fabulosos pralinés surgidos de la casualidad -si bien es
verdad que pasados por el tamiz creativo de un lumbreras-, como
método no sólo para encandilar a las damas
franchutas de la corte que le interesaban, sino también como
método diplomático para suavizar situaciones
difíciles ...
Si es que ya lo decía Mary Poppins: "...con un poco de
azúcar la píldora que os dan... pasará
mejor...", pero héte aquí que aquel que se
dedicaba realmente a prepararlos decidió hacer tres cuartos
de lo mismo que su jefe, si bien al parecer en su caso enfocados en una
única dirección.

Ah, se arma "la trugedia" ... pues hé aquí que un
buen día el famoso duque empezó a olerse la
tostada cuando cayó en la cuenta de que , tarde
sí y tarde también, Clement preparaba
también deliciosos pralinés para agasajar a Marie
Virginie.
.
Ah, eso sí que no!, por ahí sí que no
paso!
El duque puso el grito en el cielo y argumentando diferencia de clases
y no se qué más, decidió de golpe y
porrazo prescindir de los servicios de tan osado y creativo
galán.
Toma del frasco, Lassagne!, ¡ por pralinoso !
Pero existe un dicho muy sabio que reza :"No hay mal que por bien no
venga" (eso sí, es un dicho sólo apto para
emprendedores y/o valientes) , pero por lo que se vé Clement
Lasaggne resultó serlo y por segunda vez , pues ni corto ni
perezoso se puso manos a la obra y decidió abrirse su propia
confitería .
Aquello que había surgido por casualidad, pues el origen del
praliné se debe a uno de esos "errores" que suceden en la
vida y sus avances magistrales cuando en pleno ir y venir cocineril en
el castillo (en el Chateau of Vaux-le Vicomte, por cierto)
(sí, este de la imagen), a Lassagne se le derramó
el caramelo sobre las almendras que tenía sobre la mesa y
una vez frio se le ocurrió triturarlo.
Voilá!, había nacido el praliné
Aquello ,como digo, llegaría a buen puerto; luego Clement
directamente sumergiría una a una las almendras en caramelo
y luego, después de todo eso... ya sabemos lo que
sucedió. Le darían carpetazo.
Pero dicen que cuando se cierra una puerta se abre una ventana .
Corría el año 1670 y en la puerta de la que iba a
ser su propia confitería Clement había
plantificado un nombre : "Maison de la Praline" en la Villa de
Montargis, a 110 Km. de Paris y donde por cierto, residía su
familia.
Y local que me alegra decir que -contra toda oposición
inicial- permanece todavía. Si bien actualmente en manos de
la familia confitera de Mazet de Montargis
Si es que ... Si llegar a la conclusión de tostar los frutos
y caramelizarlos luego es algo que se le ocurrió a
él, o algo que le llegó de oídas -pues
habéis de saber que ya los Incas preparaban cacahuete (o
maní) tostado y caramelizado recubierto de chocolate (y al
que llamaban Inchic) y que les debía de parecer tal manjar
que hasta lo servían en platos de oro o plata-, no lo
sé.
Hay veces que personas distintas en lugares distantes llegan
a una misma conclusión. Pero sea como fuere, ha sido a
través de la vía francesa de Lassagne como el
manejo del praliné ha llegado hasta nosotros, incluso en la
versión coloreadamente rosada de los frutos
garrapiñados que encontramos hoy en día en los
comercios y a granel.
A mí el dato al que me agarré para desarrollar la
anécdota me llegó gracias al profesor de historia
gastronómica R. Tafur Zevallos . Vaya para él mi
enorme agradecimiento pues" ^_^.
Gracias Chaskosita
Rodolfo "Locrito"Tafur
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